Todos podemos cambiar en la dirección que deseemos y lograr el éxito en todo lo que nos proponemos. Que nuestros proyectos y nosotros mismos  triunfemos, depende de nosotros y no de los demás … afortunadamente!!!

Pero para ello, debemos asumir dos posiciones iniciales muy claras:

No hay límites a la hora de actuar porque solo existen dos alternativas en la vida: tener éxito o aprender de la experiencia para seguir adelante. La única forma en que las cosas no se den, es tomar un rol pasivo y esa no es una opción!

Nunca debemos pensar en términos limitantes sobre nosotros mismos, rotulándonos con un “somos”; por el contrario, debemos asumir una posición de “estamos”. En el “somos” no hay opción. El control no existe; estamos sometidos. En cambio con “estamos”, tenemos la alternativa de cambiar, mejorar y hacer que la balanza se incline a nuestro favor.

Con el “Soy” todo está perdido; en el “estoy” todo es posible.

Pongamos por ejemplo  una persona que se altera fácilmente. Cuando le preguntamos por qué esta brava, nos responde “ Es que yo soy de mal genio”.

¿Qué puede hacer esta persona por mejorar esta condición en un momento determinado?

Bajo este parámetro… NO PUEDE HACER NADA. Peor aún , tiene un “permiso” implícito para actuar de esta manera y no esforzarse por cambiar.

Pero si se tratara de un “estar” de mal genio, las alternativas para actuar, tomar decisiones y cambiar aparecen mágicamente porque la persona tiene el control.

Así mismo, nuestros propios proyectos personales y laborales deben ser entendidos bajo esos mismos términos. Nuestra relación con otras personas “están” en ciertos condiciones que siempre pueden cambiar, al igual que nuestros proyectos de emprendimiento y de trabajo.  Así que no hay razón para asumir actitudes de derrota cuando algo no “está” como esperamos, porque siempre que nos lo propongamos, hay una forma de mejorar y alcanzar un estado mejor.